Otras argentinas en el encuentro
“Argentina se hizo escuchar. Como grupo nos preocupamos por ser profesionales, rigurosas, discretas. Y así representar al país como corresponde”, afirmó Andrea Ferrarazzo -geógrafa, planificadora urbana y consultora y editora de Noticias del Riachuelo, publicación virtual- una de las representantes nacionales en la Cumbre de Estambul.
La mirada de Carmen Maria Ramos, periodista y especialista en gestión cultural y comunicación, que también estuvo en la cita de Turquía, fue similar. “A nivel individual, el encuentro en Turquía fue una experiencia enriquecedora. Me permitió compartir miradas y realidades con mujeres de 42 países del mundo sobre temas tan vitales para el futuro de la humanidad como la educación, la salud, el medio ambiente, el cambio climático, la erradicación de la pobreza, las distintas formas de discriminación y tantos otros temas, sobre los que tuvimos miradas coincidentes a veces, pero también divergentes, sencillamente por provenir de países muy distintos, con realidades diferentes. Me permitió comparar situaciones y sacar conclusiones sobre nuestras fortalezas, nuestras debilidades y también, tristemente, sobre la forma de dilapidar oportunidades que tienen países potencialmente ricos, como el nuestro. A nivel institucional, me permitió aportar ideas en los grupos de trabajo, que se volcaron en la declaración final”, desgranó Ramos, entrevistada también por la web de ANU-AR, tras asistir al Summit como representante de la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural.
El encuentro fue “realmente una experiencia muy enriquecedora”. “Allí tuve la posibilidad de interactuar con muchas de las 250 mujeres que participaron de la Cumbre y de escuchar las diversas problemáticas que cada una de ellas tienen en sus respectivos países, como así también las buenas prácticas que se han logrado desarrollar”, deslizó, a su turno, Claudia Russo Bernagozzi, Magister en Relaciones Internacionales (tesis en curso) también gerente operativa de la Dirección General de Cultos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Para la responsable de Cultos del gobierno porteño, “a nivel institucional, el fruto más rico fue la participación e intervención que pude realizar en la comisión de trabajo ‘Paz y buen gobierno’ porque tuve la posibilidad de observar las diversas problemáticas que cada una/o de las/los asistentes traían a colación al respecto de las realidades que se presentan en sus respectivos países de origen, en muchos de ellos, lamentablemente, cuestiones de índole bélica y de derechos humanos”.
“En nuestro país, a pesar de lo mucho que tenemos por mejorar, gozamos de un ambiente de paz, en el que se han realizado grandes avances en materia de derechos humanos y empoderamiento de la mujer. Sin embargo, uno de los principales desafíos que pienso tenemos por delante es el de conseguir una mayor cohesión como sociedad, es decir, tender hacia una sociedad más integrada, con una mayor apertura al diálogo constructivo e interesada por el otro. Es así que entre uno de los puntos del documento final se introdujo la siguiente sugerencia ‘Aumentar la participación y el impacto de la sociedad civil a través de la creación de redes, la identificación y el intercambio de experiencias exitosas a través de auto-empoderamiento y aprender las buenas prácticas desarrolladas por una amplia gama de organizaciones y culturas’”, amplió.
La conformidad sobre lo actuado es total en las argentinas que pusieron su voz, su trabajo y su voto en la cita. “Cuando en el mes de septiembre del año 2000, se aprobó en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Declaración del Milenio, el desafío planteado y las expectativas generadas fueron amplias. Al día de hoy los logros alcanzados fueron muchos pero aún quedan por resolver grandes cuestiones, ejemplo de ello es, el hecho de que el progreso obtenido en diversas áreas, como por ejemplo educación y salud, ha sido desigual para mujeres y niñas. En este sentido creo que la realización del Istanbul Summit, ha sido muy fructífera, ya que en cada una de las recomendaciones plasmadas en los documentos finales, se refleja la voz de cientos de mujeres que día a día, en sus respectivos países, y desde el lugar que les toca ocupar (muchas de ellas funcionarias, otras integrantes de ONGs, investigadoras o académicas), se enfrentan con realidades adversas. Es así que el aporte realizado por cada una, es una valiosa herramienta que seguramente se tendrá en cuenta al momento de delinear los Objetivos del Milenio Post 2015”, destacó Bernagozzi.
“Todo fue muy enriquecedor. La Cumbre reunió a representantes de la sociedad civil, funcionarios gubernamentales de alto nivel, parlamentarios, expertos y académicos con una fuerte participación de las mujeres para discutir cuál debe ser la Agenda de Desarrollo de las Naciones Unidas Post-2015 y dejó una Declaración que refleja el punto de vista de las mujeres en este complicado proceso. No se pueden trazar una hoja de ruta para los años por venir sin tener en cuenta a la mujer como pieza clave del desarrollo sostenible. Las mujeres no pueden quedar al margen de ningún proceso, incluidos el seguimiento de los progresos y la rendición de cuentas de lo actuado a nivel local, nacional y mundial. En comparación con otros países participantes, la Argentina integra de una manera mucho más plena a la mujer en todos los campos de la vida nacional, pero aún falta mucho por hacer, sobre todo con las generaciones más jóvenes, cuya inclusión es ficticia en la medida en que no puedan acceder plenamente a la salud, la educación, una infraestructura adecuada y empleo de mayor calidad”, acotó Ramos.
“Fue un gusto conocer profesionales, funcionarias, militantes de causas vinculadas al rol de la mujer en diversas partes del mundo. Escuchar sus preocupaciones y sus prioridades contribuyó a poner en perspectiva los temas que uno a veces entiende como ‘lo más importante’. También fue una experiencia, un ejercicio de trabajo valioso que puso a prueba mis prácticas profesionales. Además, los acuerdos logrados en los grupos de trabajo reflejan avances y precisiones que pueden aportar a refinar y ajustar los futuros Objetivos del Milenio”, completó Ferrarazzo.