Los jefes de estado con embrujo Mundial
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Y no es lo único. La canciller alemana, Angela Merkel, viajó a Brasil y vio el primer partido del seleccionado germano en la cita y también festejó eufórica los goles, junto al mandamás de la FIFA, Joseph Blatter. La jefa de estado de Brasil, Dilma Rousseff, depende del éxito del seleccionado en gran medida para apostar a una reelección en octubre. De hecho, se alejó de los estadios para evitar silbidos y abucheos y proteger su imagen, pero estará en la final, para entregar la copa.
Goodluck Jonathan, presidente de Nigeria, intervino de apuro para poner fin a la amenaza de huelga de los jugadores de la Selección de su país, antes del partido que finalmente perdieron con Francia por los octavos de final. El gobernante envió dinero para calmar el ánimo de los jugadores, molestos con una deuda de la federación. Algo parecido hizo el Gobierno de Ghana, que envió a Brasil 3 millones de dólares en efectivo, en una valija, para adelantar las primas económicas pactadas con sus futbolistas de la selección nacional.
El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, dijo que “es un momento especial en la historia nacional” el hecho de que el seleccionado tico haya pasado a los cuartos de final de la Copa de Brasil. “Creo que es importante que la gente sienta que sí se puede, cuando se le ponen ganas a las cosas”, dijo emparentando fútbol y acción de gobierno. Más compungido, pero en la misma dirección, su colega de México, Enrique Peña Nieto, lamentó la eliminación de la selección tricolor en el Mundial a manos de Holanda. “Gracias a los jugadores por su entrega, actitud y pasión”, expresó por Twitter.
Pero el que peor la pasó fue el presidente de Francia. El Elíseo retransmitió en directo el espectáculo aparentemente divertido de Francois Hollande siguiendo por televisión el partido Francia – Nigeria acompañado de chicas jóvenes, 31 futbolistas, con las que se divirtió visiblemente, mientras su servicio de comunicación difundía severos comunicados sobre el asesinato de jóvenes judíos, en Oriente Medio. Caído en el abismo de un 85 % de opiniones negativas, Hollande decidió aprovechar el Francia–Nigeria, finalmente victorioso, con una operación de comunicación política de nuevo cuño: difundir en directo las imágenes del presidente haciendo chistes y divirtiéndose, rodeado de chicas jóvenes, futbolistas, a partir del momento que Francia marcó el primer gol. Fue duramenet criticado por eso.
Y como Rusia organizará el próximo Mundial, obviamente, Vladmir Putin estará en el Maracaná para ver la final de la cita 2014 junto a Blatter.
Así, la lista de situaciones que enlazan el Mundial de fútbol con el poder es interminable. No parece haber lugar del mundo donde el fútbol no cale profundo en las estructuras de gobierno.
Los rivales de Argentina:
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